Monday, June 19, 2006

La quiebra de la U y el delfin


Lino Díaz, actual presidente de la U, aunque de manera nominal, venía saliendo del cine y fue interceptado por mi aguda pregunta: ¿es usted culpable de la quiebra de la U? La cosa es que su hija se sintió incómoda y, después de vacilar un momento, el delfín siguió su camino con una cajita feliz de mc donalds en sus manos. Lo importante es saber que dentro de todo procedimiento de quiebras, existen responsables por el mal manejo de las instituciones. Y ahora en el caso azul, se hacen patentes los encargados de la gestión paupérrima de un club de nombre. René Orozco llega a principios de los años ´90, cuando el plan Salah estaba armado, y algunos jugadores emblemáticos (léase Segio Vargas o Ariel Beltramo) ya habían arreglado. Orozco siempre ha sido un tipo muy honesto pero su gestión ha sido lamentable, atendiendo solo al criterio de la diferencia entre lo que entra y lo que sale del patrimonio de una institución. Lino Díaz, integrante del directorio de Orozco, jamás levantó la voz ante la gestión del timonel anterior y ahora intenta salvar el buque del hunidimiento. Si bien estando fuera de materia mercantil, no es obligatorio para los deudores declarar su propia quiebra, Lino Díaz, desde una perspectiva jurídica y moral, no tiene legitimación activa para negarse a este procedimiento de quiebra. La obligación de que nadie puede aprovecharse de su propia negligencia constituye un principio general del derecho, que atraviesa transversalmente todo el sistema jurídica. Nadie puede alegar la nulidad de una sentencia, si previamente no ha hecho todo lo posible por interponer los medios idóneos para atacar los vicios durante el procedimiento, a menos que estos se produzcan en la dictación misma de la sentencia. Lino Díaz nunca objetó los balances de Orozco y tampoco colaboró en la defensa del informe presentado por la comisión revisora de cuentas integrada por el profesional Rodrigo Salcedo. En su momento, no reclamó, y ahora intenta decir que el proceso de quiebra de la institución azul no es su culpa. Pero señores, hemos entrado en la edad de la razón, y llega la hora de hacerse responsable cada uno de las consecuencias de sus actos. Señores, esto es palabra de Fútbol.

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