Wednesday, June 13, 2007

Para quién no goza con el futbol o la pequeña carretera de la vida


Hay algunos odiosos que no se logran explicar el por qué la afición por un juego tan siniestro como el fútbol. Sentados en sus casas esperan el glorioso día que el fanatismo que acarrea tan afamado deporte sea depuesto por el consuelo y la hermandad de la gente. Las riñas y balaceras productos de los descalabros dogmáticos de algunos hinchas sulfuran los ojos inocentes de aquellos incrédulos espectadores. Sin embargo, hay cosas que no tienen por qué. Más bien, desde ellas se logran armar entramados de razones para justificar lo que verdaderamente no tiene justificación. El vínculo entrañable del hombre con el juego puede ser uno de esos espacios. Pues, debe rastrearse en todo alguna razón suficiente, que nos dirija hacia el fundamento explícito. Si el juego es sin por qué, es decir, sin fundamento (sin razón, sin el juego es porque…) y sin embargo sobrecoge al ser humano desnudando su más interna falta de fundamento, aquellas personas que exclaman indignadas por esa estúpida pasión deben hacerlo desde algún suelo. ¿Y desde donde obtienen esas tierras firmes más que desde sus concepciones de mundo, creencias, esperanzas, deseos? Pero, aquel que se ve afectado por el vértigo insondable del juego recibe un don desde la nada. Si el juego no tiene otro sentido más que el dar sentido, la vida se descubre como ese espacio de juego donde todos somos jugados. Los dados se lanzan a sí mismos y vemos a algunos reírse de nuestra propia carencia y jovial precariedad. En fin, no es cosa que le guste o no le guste el futbol. Quizás es cosa de ver en qué lugar del cosmos estamos pequeñisamamente parados. Como por ejemplo, en este mismo momento, en que escribo estas lineas, que pronto serán olvidadas o botadas al costado de una larga y a la vez corta carretera.

luis felipe oyarzún montes

0 Comments:

Post a Comment

<< Home