Thursday, August 16, 2012

"La Pena del arquero", por León Cohen

En esta ocasión, otro ilustre invitado de este humilde medio, que cada día crece en prestigio y calidad. Aquí, León Cohen psiquiatra-psicoanalista, y ex arquero de la selección chilena y de la Universidad de Chile, nos trae un ejercicio perfecto que refleja su reconocida trayectoria.

Esto es palabra de fútbol





LA PENA DEL ARQUERO

Hay un hecho que en el fútbol es esencial : el equipo. El equipo es un grupo de once personas. Sin embargo, como sabemos, no son todas lo mismo. No son un grupo igualitario. Desde ya el llamado arquero es el único que está confinado para ser lo que es. Sólo puede ser arquero en su área, en su propio territorio. De todos es el único que tiene un derecho extra sobre la propiedad común de todo el equipo, es decir, sobre el balón. Ese derecho básicamente es un deber. Evitar con cualquier parte de su cuerpo la penetración última del enemigo. A él se le permite que exponga cualquier parte de su cuerpo. Es el recurso último, la última trinchera. Su posición es decisiva por lo que las exigencias que caen sobre él son implacables : no podrás cometer ningún error. Para todo esto deberá estar sobre la tierra y en el aire, deberá ser leve y sólido, astuto, ágil, con mirada de lince y manos de acero. Sus movimientos deberán ser una sorpresa para él mismo pues tendrán que ser automáticos, inconcientes. Su mente deberá tener capacidades adivinatorias por lo que tendrá que estar al borde de la locura, captando las intenciones que en el aire se prefiguran en la mente del adversario que se avalanza con el balón.
El arquero tiene una pena permanente. Tiene tanto deseo y voluntad de penetrar al enemigo pero no puede alejarse del espacio que proteje. Es posible que tenga igual o más talento para llegar al área enemiga pero no puede alejarse ya que es insustituible, es único. Nadie más que él tiene el derecho de arquero en el territorio del grupo donde se guarda el bien más precioso del equipo, el arco. Puede hacerlo, pero es muy peligroso. Si lo hace es bajo la cautela y los ciudados de sus compañeros.
Para el resto del equipo el arquero es un ser extraño, algo loco, con capacidades y recursos que ninguno tiene o puede usar. Quizás alguna vez, en algún entrenamiento, alguno quiera ponerse al arco, pero en la lucha le está extrictamente penado : “de ese fruto no comerás”.
El arquero a menudo está solo. Dentro de la escena es un espectador tenso que sigue la continuidad del juego momento a momento, a lo lejos. Cuando el enemigo entra en su casa, al área donde está confinado, su tensión es máxima. Esta es una situación que el común de la gente rehuye. Nadie quiere ponerse al arco. Todos quieren ser protagonistas, eluden la responsabilidad del puesto y buscan la rápida gratificación del delantero. Los niños, en su crueldad natural, envían al arco a los marginados, a los que padecen de alguna falta o torpeza. Solo unos pocos lo hacen por vocación y no por resignación. Esta vocación es un enigma, tan misteriosa como es el masoquismo, esa rara inclinación humana a sentir placer al ser golpeado por un balón. Es que detrás de esto está el viejo deseo de ser un héroe, aquel personaje solitario del cual depende, en última instancia el destino de la historia.

León Cohen. psiquiatra psicoanalista APCh-IPA

Ex-arquero Universidad de Chile y Sel.Chilena sub20, 1972.

2 Comments:

Anonymous Agustín Lucas said...

muy bueno, lo comparto con mis amigos arqueros. Abrazos

3:59 PM  
Anonymous Alberto Coddou said...

Encárgate de decirles que son arqueros por vocación y no por resignación...
abrazos

5:10 PM  

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